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El vino también entra por la vista

{ lunes, 16 de marzo de 2009 }

A las bodegas no les basta con elaborar un buen vino para situarse en el mercado. Ante la abundancia de oferta, tienen que saber también vender su producto. Para eso está el márquetin del vino.


El mercado del vino está cada vez más complicado. El número de zonas productoras y de bodegas sigue aumentando a pesar de que el consumo va hacia abajo por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores o por las medidas legislativas -como la que ha rebajado la tasa de alcohol permitida a los conductores- que repercuten en la venta de bebidas alcohólicas.

Así que los bodegueros y distribuidores buscan nuevas formas de llamar la atención, de distinguirse entre los miles de marcas que inundan los botelleros de tiendas y bares. Atrevidos diseños de botellas y de etiquetas y nombres curiosos pueden ser un banderín de enganche para nuevos consumidores, buscados sobre todo entre los sectores más jóvenes.

Una de las empresas aragonesas que más está destacando en los últimos meses es Lamarcawines, en la que José Marco -comercial con dilatada experiencia en este sector- y el enólogo Balbino Lacosta desarrollan un completo programa de acercamiento a los consumidores que incluye catas comentadas gratuitas en bares, catas maridadas y 'taping and coping', convocatorias en las que se combina el chateo de los vinos que comercializan con tapas y raciones.
Dos de los vinos de su catálogo que más se están difundiendo gracias a estas acciones son Cojón de gato y María de la O. El primero está elaborado en el Somontano y llama mucho la atención por su marca.
"Mucha gente nos pregunta por el origen de este nombre y hay que explicar que se trata de una variedad de uva autóctona del Somontano rescatada del olvido que se incluye en el coupage de este vino", señala José Marco. Algo similar ocurre con María de la O, un monovarietal de garnacha procedente de la zona de Vinos de la Tierra de Cinco Villas. Además de tener un nombre rompedor, estos vinos van en botellas muy sencillas, con unas llamativas etiquetas envolventes y sin cápsula, de forma que pueden verse sus coloridos tapones sintéticos.

Otro diseño de etiqueta que pega fuerte en el mercado es el de Lazaruswine, vino elaborado a partir del método sensorial del que están dotados algunos invidentes. Es una etiqueta envolvente que da protagonismo al lenguaje braille. Bien conocidas son entre los aficionados al mundo del vino las etiquetas de los Care, de Bodegas Añadas (D. O. Cariñena). Su última acción promocional fue regalar miles de caretas durante los últimos carnavales.

También destaca en el mercado el márquetin de los vinos de una bodega de joven vida, Prinur, de Cariñena. Sus caldos se comercializan en botellas de diseño muy especial y van vestidas con etiquetas que se identifican con el estilo con el que se visten los consumidores a los que van dirigidas. Los tapones de estos vinos son sintéticos y de colores.

En todos estos casos, el contenido de las botellas está a un buen nivel, por lo que los consumidores suelen repetir y se puede cumplir el objetivo de estas acciones promocionales.

regalos para el dia del padre

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un buen vino debe beberse a una temperatura específica. nada mejor que apelar a un termómetro y verificarla. Pues para ello son variados los kits que se venden para amantes del vino donde, claro está, se incluyen termómetros. voy a presentar uno diferente y original…



Estoy hablando del Digital Wine Thermometer, un termómetro con forma de botella. Más elegante que uno común y corriente ¿verdad?. Así, cuando se desea verificar la temperatura de la bebida, sólo resta quitar el corcho que dejará a la vista el termómetro en sí mismo que se introducirá en la botella verdadera.



Entonces, si eres amante de esta bebida o quieres hacerle un regalo a quien lo sea, deberás gastar los 21.50 euros que cuesta este producto.



Quizás tu padre no tome toda la botella de ese vino personalizado que le obsequiaste. Pero vamos, que no puede desperdiciarlo y, por ello, un tapón será la solución ideal para tapar la botella y que, luego, pueda seguir disfrutándolo.


De esta forma, si quieres que lo haga con un toque original, qué mejor que este, el Send Wine Bottle Stopper. Se trata de un tapón de silicona con forma de papel enrollado y con un mensaje escrito en él que dice, justamente, “send wine”, es decir, “envíame vino”.


Una divertida idea para aquellos amantes de esta bebida. Una idea que tiene un precio de 5,80 euros al cambio.

Vino Petrus

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aqui os pongo un clasico...un de los mejores vinos de francia...nunca lo he probado y no creo qu elo haga...mi economia no me lo permite!!!!seria un sueño y un deleite para mis papilas gustativas pero...estos vinos no estan al alcanze de cualquiera...buena cata a quien pueda catarlo!!!!si hay alguien que lo ha catado me gustaria pusiera su nota de cata, se lo agradecere.

Cuando Wine Spectator le da la puntuación de 100 puntos a un vino, no es cualquier cosa de la que estamos hablando, sino de algo sublime, superior no solo a la media, sino a la mayoría de los mejores vinos del mundo.

el Petrus Bordeaux - Pomerol de 1998, que se vende a un precio de US$2,895.00, la mayoría de estos vinos de extrema calidad tiene así mismo precios extremos, algunos en ocasiones pueden valer más de 4 mil ó 5 mil dólares la botella o más aún.

Pétrus es un vino tinto de la región vitícola de Pomerol dentro de Burdeos, de donde es la denominación. Se elabora casi completamente con uva merlot. Aunque los vinos de Pomerol nunca han sido clasificados, Château Pétrus es hoy uno de los más apreciados y caros del mundo, junto con los primeros crus de la orilla izquierda de la Gironda: châteaux Haut-Brion, Lafite Rothschild, Latour, Margaux y Mouton Rothschild, así como Ausone y Cheval Blanc de la denominación vecina, en la orilla derecha, de Saint Emilion.

Propiedad de la familia Arnaud durante la mayor parte de 200 años hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, Pétrus fue entonces vendido a la Sra. Loubat, quien había ido adquiriendo la propiedad progresivamente desde 1925. A su muerte en 1961, la finca pasó a su familia, quien con el tiempo vendió la mitad en 1964 a Jean-Pierre Moueix.
El propio Moueix había creado una empresa intermediaria Établissements Jean-Pierre Moueix, con sede en Libourne y gradualmente comenzó a adquirir châteaux de la orilla derecha. Después de la muerte de Jean-Pierre Moueix en 2003, su hijo mayor, Jean-François es el gérant de Château Pétrus, mientras que el segundogénito, Christian Moueix, dirige la producción. El vino es elaborado por el enólogo Jean-Claude Berrouet. Este último cedió su puesto a finales de 2007 a su hijo Olivier Berrouet.

No hay ningún auténtico château físicamente en la finca, lo que explica por qué el vino normalmente es llamado Pétrus, y no Château Pétrus.

Existen 11,4 hectáreas de viñedo de Pétrus se encuentran sobre una meseta en la porción oriental de Pomerol, plantado con las variedades de uva de 95% merlot y 5% cabernet franc. La finca está entre las primeras de Burdeos que realizó la cosecha en verde para disminuir los rendimientos de la cosecha y elevar la calidad de las uvas restantes, llegando algunos años a eliminar hasta un 50% de la cosecha. La cosecha está entre las menores de Burdeos en parte a través de este éclaircissage o cosecha en verde.

Las uvas se recolectan totalmente a mano a lo largo de un periodo de dos o tres días y fermentan en cubas de cemento a temperatura controlada. El vino joven envejece en barrica nueva de roble francés durante 20 meses. Se lleva a cabo una severa selección previa al ensamblaje en cuba y algunos lotes se rechazan para el Grand Vin. La producción, en comparación con otros burdeos, es pequeña y un año medio puede producir como mucho 2.500 cajas. En cosechas recientes como 2003 esta media se ha reducido drásticamente.

En estos momentos Pétrus está considerado el vino más interesante de los Pomerols. Antes de la Segunda Guerra Mundial su existencia era un secreto. En 1920 el Sr. Loubar heredó el viñedo situado en la parte alta de la denominación de origen Pomerol, en la región de Burdeos.
Unos 20 años más tarde se le unió Jean-Pierre Mouex un comerciante de vinos ubicado en los muelles del río Dordogne y el vino comenzó a salir de su anonimato.

La señora Loubar les regalo un presente compuesto de sus botellas a la Princesa Elizabeth y a Felipe, Duque de Edimburgo en ocasión de su boda, más allá del Atlántico, el Petrus se convirtió en el vino preferido del clan Kennedy. Debido al pequeño tamaño del viñedo, es un vino escaso ya que la producción no es tan grande. Situado en el punto más alto del Pomerol, los nuevos barriles se limpian en orden para que no marquen al vino y las uvas se cosechan cuando están completamente maduras, para la pureza del sabor en su máxima expresión y no por la productividad que se obtenga.