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primer vino menorquin ecologico

{ sábado, 14 de febrero de 2009 }
El primer vino menorquín de producción ecológica viaja a la feria de Nuremberg Vinya Sa Cudia quiere comercializar en Alemania los nuevos vinos bautizados como Favàritx

Acaba de salir al mercado el primer vino menorquín de producción ecológica y, casi al mismo tiempo, se presenta en la feria BioFach de Nuremberg, el evento para productos ecológicos más importante de Europa.
Vinya Sa Cudia, que hasta ahora sólo producía vino blanco de malvasía, saca una nueva marca con uvas procedentes de cultivo ecológico y un proceso de fermentación más natural. La han bautizado como Favàritx y además de vino blanco, por primera vez producen también vino tinto. «Llevamos a Alemania algo más que un vino, llevamos un producto 100% menorquín porque la etiqueta ha sido diseñada por una persona de la Isla, al igual que la fotografía y tanto la botella como el corcho nos los proporciona un distribuidor de Menorca», explicó ayer Andrés Martínez Jover, uno de los copropietarios de Vinya Sa Cudia, quien añadió: «Por pequeño que sea el proyecto, demostramos que se puede hacer una economía responsable».

El vino tinto se clarifica con clara de huevo y se estabiliza directamente en frío, sin pasar por las barricas. «Da como resultado un vino muy completo y con una graduación alcohólica alta, 14'5 grados, pero que no se nota tanto en boca porque tiene mucha estructura», comenta Martínez. Las 1.500 primeras botellas de vino tinto Favàritx ya se han agotado en Menorca aunque del vino blanco, que se han hecho 7.000, todavía quedan.

«Empezamos a plantar las primeras cepas hace 10 años y la empresa ya es viable con el vino, estamos muy satisfechos».
Además, queda claro que se puede hacer en cualquier tipo de terreno. «Nosotros cultivamos en una en una de las zonas más duras de Menorca, con la humedad de la Albufera des Grau, la tramontana de Favàritx, la sal del mar y un terreno de secano riguroso», comenta el copropietario.

Por otra parte, el vino blanco malvasía de Sa Cudia también está en proceso de conseguir la certificación balear de agricultura ecológica

cambio climatico

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Los viticultores españoles están preocupados por las consecuencias del cambio climático y a través del programa Cenit Demeter pretenden averiguar cómo afectará la subida de temperaturas a la calidad de los caldos y qué medidas pueden adoptar para contrarrestar sus efectos.
Hace años que los viticultores vienen advirtiendo de anomalías en las cosechas, los ciclos vegetativos son más cortos, el proceso de maduración de la uva se acelera, aumenta el grado alcohólico y cambia la acidez.

Cenit Demeter es el programa cuatrienal iniciado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología para estudiar cómo afecta el cambio climático a las variedades vitivinícolas de nuestro país, en colaboración con bodegueros, embotelladores y universidades, enólogos y químicos trabaja codo con codo.

Fernando Zamora, catedrático de Química de la Facultad de Enologia de la Universitat Rovira i Virgili, tranquiliza a los amantes del vino y asegura que los cambios son lentos y las herramientas para luchar contra ellos numerosas: "existen formas naturales, como aplicar técnicas de desalcoholización, gestión del riego o cultivar variedades que maduren más lentamente".

El calor se ha convertido en uno de los peores enemigos de las vides, pues se prevé que en los próximos años las temperaturas aumenten alrededor de 1,5º C., por lo que cada vez es más habitual encontrar viñedos a cotas de altura más elevadas y frías.
"Si tenemos que ampliar los viñedos buscamos terrenos en zonas altas de las montañas del Penedès", reconoce Antonio Cantos, enólogo de las bodegas catalanas Juvé i Camps, quien tiene claro que "las variedades autóctonas son las que mejor se adaptan".

Como consecuencia del calor las cosechas se adelantan y "en las denominaciones de Rueda y Ribera las variedades de verdejo y Tempranillo se recogen a mediados de agosto, cuando antes se hacía en septiembre", explica la ingeniera química Sonia Villanueva, de las bodegas zamoranas Matarromera.

"El secreto está en controlar el momento preciso de la vendimia, y en eso los enologos tenemos mucho que decir", añade Villanueva.
Para Zamora, en España se está llevando a cabo un trabajo "ejemplar" con estas investigaciones y puntualiza que a pesar de los cambios, cada añada es única e irrepetible.