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lucha contra el cambio climatico en cataluña

{ viernes, 16 de enero de 2009 }

• La Generalitat explora la posibilidad de plantar viñedos en el Pallars Sobirà como alternativa al calentamiento global. Las cepas estarían en fincas situadas a más de 1.000 metros de altura.

Saben que, antes o después, tendrán que buscar alternativas, amenazados como están por el cambio climático.
De hecho, los productores de vino catalanes llevan ya un tiempo investigando y poniendo en práctica sistemas de lo más variado para evitar que sus producciones se vean afectadas por el atenazante calentamiento global.
Han ensayado, por ejemplo, nuevas técnicas de cultivo, recolección y almacenaje e introducido nuevas variedades de uvas. Todo sea por evitar que los caldos ganen graduación alcohólica y pierdan acidez, como ocurre cuando el calor es persistente y las precipitaciones escasean.
Una de las técnicas que mejores resultados está dando hasta ahora es la elevación de la cota de las plantaciones. Lo probó hace un par de años la bodega Miguel Torres de Vilafranca del Penedès, cuando plantó 50 hectáreas de viñedos en Tremp (Pallars Jussà), a 900 metros sobre el nivel del mar.
La experiencia está teniendo "resultados bastante satisfactorios", dijo ayer el director del Institut Català de la Vinya i el Vi (Incavi), Joan Aguado. Tal es su éxito que la iniciativa ya es fuente de inspiración para otras comarcas del Pirineo.
Por ahora, "solo vamos a explorar el terreno, vamos a investigar si la calidad de los suelos y las condiciones climatológicas son favorables para plantar viñedos en fincas del Pallars Sobirà, donde ya se han localizado vestigios de antiguas viñas anteriores a la plaga de la filoxera", indicó Aguado, que ayer mismo firmó un convenio para poner en marcha la iniciativa, en colaboración con el consejo comarcal y los servicios territoriales del departamento de Agricultura i Acció Rural (DAR).
Otro de los objetivos del acuerdo es estudiar las variedades de uva que solían cultivarse en la zona para ver si es posible recuperarlas --primero, los técnicos van a intentar identificarlas-- o bien si, llegado el caso, es necesario introducir otras que se adapten bien a la alta montaña. "Estamos hablando de viñedos que crecerían a una altura de entre 1.000 y 1.200 metros", destacó el delegado del DAR en el Pirineo, Josep Escales. La cuestión es saber, al menos, si la producción es viable en esta zona, donde la tradición vinícola es escasa y de carácter prácticamente familiar.

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